Incluso en estos tiempos

“Incluso en estos tiempos en que estoy curado de esperarte, todos los días tengo recaídas, y aunque pueda fingir, no se me olvida que no puedo olvidarte.”
—Joaquín Sabina, Incluso en estos tiempos

Te Quiero Decir

Quisiera ser honesta contigo como siempre lo fui, dejando de lado mi miedo de demostrarme débil y vulnerable. Te quisiera contar de la melancolía que me agobia cada tanto, y de las pequeñas memorias que se repiten como un disco rayado. Me gustaría de alguna manera hacerte saber de que lo nuestro no se perdió en el olvido, y mucho menos ha dejado de doler.
A veces pienso que hubiese pasado si las cosas no hubieran terminado de la manera que terminaron. Es que miro atrás y dos sentimientos me invaden, uno de una ira profunda que te odia e intenta entender el porque de todo lo que hiciste, y luego esa alegría de que en algún momento supe amar a flor de piel a alguien que era casi perfecto.
Es muy triste para mi analizar toda la situación, pero sin embargo, nunca dejo de hacerlo. Fue algo que me marcó mucho para bien y para mal. Por un lado, todo esto me hizo fuerte, me hizo entender y aprender muchas cosas de mi misma que antes desconocía, vi caras nuevas en mi persona, y muchas que jamas quisiera ver en mi vida de nuevo. Por el otro lado, me hizo perder todo tipo de confianza en el ser humano, la primera vez que me arriesgue y puse mis manos en el fuego por quien creía ser la única persona incapaz de herirme o destruirme, fue letal; me siento aun más insegura de mi misma como mujer y tengo temor de demostrar algún tipo de afecto hacia alguien. Esas son las pequeñas grandes secuelas que hasta el día de hoy no me permiten estar en calma conmigo misma.
Cada tanto me urge la necesidad de hablarte, de preguntarte todas esas cosas que en mi cabeza aun quedan con una respuesta pendiente, siento que de alguna manera eso me ayudará parcialmente a cerrar esas heridas que aun siguen expuestas al aire. Ya no me urge pelearte, ni tenerte conmigo. Solo siento que necesito saber que sos consiente del dolor que me causaste, de la marca tan grande que dejaste, de lo traicionada que me siento y de como hasta el día de hoy sigo sin poder superar esto. No estoy buscando tu lastima, ni tu simpatía, ni tu piedad. Creo que de alguna manera siento que mereces el mismo dolor que me causaste, aunque no necesariamente te lo deseo, es más bien una insaciable necesidad de igualdad y revancha.
Siento que en el momento que se fue todo al carajo, se murió algo en mi, como si me arrancaran a la fuerza algo muy preciado e importante. Y ese algo, no sos vos. Porque aunque me costo asumirlo, con el tiempo me di cuenta que lo mejor que me podría haber pasado fue la separación, volver a estar sola, pero no creo que esa fuese la mejor manera de acabar con todo.
Se que mucho de lo que estoy escribiendo no tiene sentido, creeme que aun a mi me cuesta entender todo este embrollo que tengo en la cabeza. Es un cocktail de sentimientos, recuerdos, tires y aflojes, te amos y te odios, que no paran nunca. Me he encontrado en reiteradas ocasiones llorando de frustración debido a esto, y alguna que otra vez hasta cuestione mi necesidad de un especialista para poder salir de esto. Es que veras, me frustra, me irrita, me lastima, y solo me hace volver a atrás, a recordar lo malo, y aun cuando recuerdo lo bueno, lo malo viene de la mano. Quisiera poder llegar al punto en el que mire atrás y no sienta ese dolor adentro, y que aunque no sienta alegría, que por lo menos sienta indiferencia. Me encantaría poder estar tan estable en este aspecto, que te pudiera llegar a ver con otros ojos; quizás con los que mereces, porque por mucho daño que me hiciste, también te mereces un "gracias" por las cosas buenas que me entregaste. Pero lamentablemente, como dije antes, aun me cuesta, porque aun me queda ira y malos recuerdos. Pensar en ti, de alguna u otra manera se vuelve negativo en mi cabeza. Quizás es un mecanismo inconsciente, que de alguna manera te asocia con algo malo para que no aparezcas por mi cabeza tan seguido. Quien sabe. Solo se que por un buen tiempo me sirvió para poder desatarme de vos, pero como se sabe (y vaya que sabré), suprimir las cosas y engañarse a uno mismo, son solo mascaras de humo que con el tiempo desaparecen. Y bueno, aquí me ves, después de tanto tiempo escribiendo de vos, y aun sin superar lo que paso.

Volar

Cuantas veces deseo poder cambiar las cosas. Tener el poder de volver el tiempo atrás y mover todo como fichas de ajedrez. Siempre pensé en la posibilidad de algún día poder vivir fuera de mi cuerpo, observando todo desde afuera, pensar y examinar para luego ayudarme a mi misma a hacer las cosas mejor. Como si de un escritor escribiendo un cuento se tratara, relatando la historia de un personaje a gusto en tercera persona, pero cuando desea vuelve a primera. Seria divertido pararse lejos y cambiar todo, y ver como eso cambiaría el destino, y así jugar con todo hasta elegir el camino mas conveniente.
Son locuras que creo que solo yo comprendo. Pretendo en algún momento poder jugar con mi destino sin pagar consecuencias.
Aunque pensándolo bien, no quiero cambiar nada, porque eso afectaría quien soy. Será mejor vivir la historia en primera persona, que relatarla y perderme de todas las sorpresas.

Una Batalla Entre Dos

Hay una batalla entre las dos partes más importantes de mi cuerpo: el cerebro y el corazón. Me duelen los dos, me alegran los dos, me sonríen los dos, me lastiman los dos y me hacen girar sin parar.
Quisiera callarlos, y no puedo. Ambos gritan al mismo tiempo y no tengo ganas de lidiar con sus problemas. Si el corazón dicta, el cerebro se enoja. Y cuando el cerebro medita, el corazón llora.
A veces entre ellos tratan de hacer las pases, y les dura poco. Y es ahí cuando me generan una tormenta interna, que arrasa con todo, con absolutamente todo. No me dejan existir, no me dejan concentrar, no me dejan ser yo. Me vuelvo carne caminante, carne alborotada y agresiva.
No puedo simpatizar con uno de ellos, pues ambos tienen puntos validos. Entonces cuando mi ser amenaza con aliarse definitivamente con uno, la misma guerra interna de otro ser llega sabotear mi claridad. Y todo se desata una vez más, convirtiéndose en una esfera rellena de risas y llantos. De fantasmas y planes futuros.
No razono, no siento. Pienso mucho, vivo a flor de piel. Estoy viva, estoy muerta. Ya no se que más hacer.